Natxo Vadillo
China alza el vuelo: trazando el nuevo rumbo global de la aviación comercial
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Con la segunda economía más grande del mundo y una población de más de 1.400 millones de personas, el impacto de China en las dinámicas del mercado mundial es innegable. Y el crecimiento que ha experimentado el sector de la aviación comercial en ese país representa uno de los desarrollos más significativos de la industria aeronáutica global en el siglo XXI.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el tráfico interno de pasajeros de China ha aumentado un promedio del 10,5% anual durante la última década, lo que lo convierte en uno de los mercados de más rápido crecimiento. Según esta asociación, el país superará a Estados Unidos como el mercado de aviación más grande del mundo antes de 2030: actualmente, China gestiona más de 660 millones de pasajeros anuales y se proyecta que esa cifra se duplique en la próxima década.
Esto plantea la pregunta: ¿cómo está afectando este crecimiento a los actores tradicionalmente dominantes en la industria de la aviación comercial?
El mercado chino, un gigante en ascenso
A lo largo de las últimas décadas, China ha pasado de ser un participante secundario en el panorama del transporte aéreo a convertirse en un líder en rápido ascenso que está transformando la dinámica global del sector, impulsado por una combinación de factores económicos, demográficos y políticos que han sentado las bases para un crecimiento sostenido y acelerado.
La clase media china, que no ha dejado de expandirse, representa un motor clave de este crecimiento. En 2023, más del 40% de la población china pertenecía a este segmento socioeconómico, lo que ha generado una demanda sin precedentes por opciones de transporte aéreo, tanto en el ámbito doméstico como internacional.
Este fenómeno está complementado por una estrategia gubernamental enfocada en modernizar y expandir la infraestructura aeronáutica del país, incluyendo la construcción de más de 200 aeropuertos adicionales entre 2020 y 2035, con lo cual el número total de aeropuertos en funcionamiento en China superará los 450 en los próximos años.
En paralelo, la demanda de aviones comerciales continúa en aumento. Según Boeing y Airbus, China necesitará aproximadamente 8.500 nuevos aviones para 2040, representando un tercio de la demanda global. Este desarrollo tiene un impacto directo sobre las principales aerolíneas chinas como Air China, China Southern Airlines y China Eastern Airlines, que figuran entre las más grandes del mundo y están reforzando su presencia en el mercado internacional mientras se benefician de políticas estatales que favorecen su expansión y competitividad.
Sin embargo, esta rápida evolución también plantea desafíos significativos, incluyendo la congestión del espacio aéreo, la necesidad de formar y certificar a miles de pilotos adicionales y la gestión de riesgos asociados con una infraestructura en rápido desarrollo.
El C919, el proyecto estrella de China en la aviación
Uno de los elementos más destacados del crecimiento aeronáutico chino es el desarrollo del C919, un avión de pasajeros de pasillo único diseñado por la Corporación de Aeronaves Comerciales de China (COMAC). Este proyecto, que busca desafiar el dominio histórico de Boeing y Airbus en este segmento del mercado, simboliza el esfuerzo de China por consolidar su independencia tecnológica y su influencia en el mercado global de la aviación.
El C919 tiene capacidad para transportar entre 158 y 174 pasajeros, con un alcance operativo de hasta 5.555 kilómetros, características que lo posicionan como un competidor directo del Boeing 737 MAX y el Airbus A320neo. En 2023, el avión obtuvo la certificación de la Administración de Aviación Civil de China, lo que permitió su entrada en el mercado doméstico el 27 de mayo de 2023, realizando su primer vuelo comercial entre las ciudades de Shanghái y Beijín, entrando en servicio de mano de la compañía aérea China Eastern Airlines.
La seguridad es lo primero: cumplir con los estándares internacionales
No obstante, para que el C919 alcance una verdadera aceptación global, será crucial obtener certificaciones de otros reguladores internacionales, como la Agencia de la Unión Europea para la Seguridad Aérea (EASA) y la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA). Este proceso no estará exento de complicaciones, ya que los estándares de seguridad en mercados internacionales suelen ser más rigurosos y cualquier discrepancia en el diseño, fabricación o mantenimiento podría retrasar su certificación.
El 4 de enero de 2024, la Administración de Aviación Civil de China manifestó su intención de trabajar con la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) para validar el certificado de aeronavegabilidad del C919 para Europa. Este es un paso más desde la firma en 2020 de un Acuerdo Bilateral de Seguridad Aérea (BASA) entre la UE y China para facilitar la aceptación recíproca de los resultados de cumplimiento y los certificados emitidos por las respectivas Autoridades Competentes.
Un informe publicado en South China Morning Post el verano pasado, afirmó que fuentes chinas habían revelado que el regulador de la UE dio comentarios positivos después de su segunda visita práctica en julio, que incluyó el uso de simuladores de nivel D de tamaño completo de COMAC por parte de los técnicos visitantes. La visita forma parte del trabajo de demostración de cumplimiento de la EASA, la tercera ronda de su proceso de certificación de cuatro rondas que busca garantizar que todas las partes de la aeronave cumplan con los requisitos reglamentarios.
Tras los comentarios positivos de la EASA, se espera que COMAC comience las pruebas de vuelo para el regulador tan pronto como este año o principios del próximo, lo que significa que su objetivo de lograr la certificación completa para 2025 podría seguir estando a su alcance.
Navegando entre incertidumbres técnicas complejas
Para aumentar la competitividad futura de sus modelos actualmente comercializados, COMAC también tendrá que resolver algunos desafíos tecnológicos en sus fases de diseño y producción que están dando lugar a una relación coste de producción/rendimiento poco atractiva.
Un problema crítico es la fiabilidad y el rendimiento de los motores fabricados por COMAC. En la actualidad, el C919 utiliza motores Leap-1C de CFM, una empresa conjunta entre GE Aerospace (EE. UU.) y Safran (Francia), con Honeywell (EE. UU.) como otro proveedor clave. Sin embargo, la escalada de tensiones entre EE. UU. y China ha hecho que los países occidentales reconsideren el suministro de tecnología aeroespacial avanzada a China. A pesar de los desafíos, COMAC pretende desarrollar tecnología de motores propia.
La calidad y la fiabilidad de los componentes, afectadas por una compleja cadena de suministro global, también suponen un reto para el C919. La reticencia de los proveedores extranjeros a proporcionar componentes avanzados debido a los riesgos de violación de la propiedad intelectual ha llevado a que el C919 utilice tecnología más antigua que los aviones Boeing y Airbus.
Por último, mantener una calidad constante en todos los componentes y sistemas es vital para la fiabilidad y la seguridad de las aeronaves. A diferencia de Boeing y Airbus, COMAC carece de una red amplia de instalaciones de servicio y asistencia. Y construir una infraestructura similar y ofrecer una gama de variantes del C919 con servicio global es un paso necesario que llevará no pocos años.
Implicaciones geopolíticas y comerciales
Además, las tensiones geopolíticas entre China y Occidente añaden una capa adicional de incertidumbre. Países como Estados Unidos y miembros de la Unión Europea han expresado preocupaciones sobre las prácticas de subsidios estatales en China, argumentando que otorgan una ventaja desleal a fabricantes como COMAC.
Estas tensiones podrían traducirse en barreras comerciales adicionales que dificulten la entrada del C919 en mercados clave, especialmente en Norteamérica y Europa. Sin embargo, China está enfocando sus esfuerzos en fortalecer su presencia en regiones emergentes como el Sudeste Asiático, África y América Latina, donde los costes más competitivos del C919 y los paquetes de financiación ofrecidos por el gobierno chino pueden resultar atractivos para aerolíneas locales.
Homologación de pilotos: un desafío crítico
Un desafío adicional para el éxito del C919 es la formación y certificación de pilotos capacitados para operar estas aeronaves. La demanda de nuevos pilotos en China es gigantesca; según estimaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el país necesitará más de 130.000 nuevos pilotos para 2040. A pesar de los avances en los programas de formación doméstica, el déficit de pilotos cualificados podría convertirse en un obstáculo significativo, especialmente para las operaciones internacionales.
Los pilotos chinos necesitan certificaciones que sean reconocidas por organismos internacionales como la EASA y la FAA, un proceso complejo que requiere acuerdos de reconocimiento mutuo entre la Administración de Aviación Civil de China y sus homólogos extranjeros.
La falta de estos acuerdos no solo limita la movilidad de los pilotos, sino que también podría retrasar la adopción del C919 en mercados internacionales. En respuesta, China ha comenzado a invertir significativamente en academias de vuelo y programas de simulación específicos para el C919, además de establecer colaboraciones con aerolíneas extranjeras para garantizar que sus pilotos cumplan con los estándares globales.
Implicaciones para las aseguradoras
Desde la perspectiva de la gestión de riesgos, el crecimiento de la aviación comercial china plantea desafíos y oportunidades para las compañías aseguradoras. La incorporación a las flotas de aviones nuevos como el C919 introduce incertidumbres técnicas que deben ser cuidadosamente evaluadas. La falta de un historial operativo confiable implica que las aseguradoras podrían imponer primas más altas para cubrir posibles riesgos de seguridad o fallos técnicos.
Asimismo, el crecimiento acelerado del tráfico aéreo en China incrementa el riesgo de congestión del espacio aéreo y de accidentes, lo que añade presión sobre las aseguradoras y los reguladores para mitigar estos riesgos de manera proactiva. A nivel internacional, las tensiones comerciales y las posibles restricciones tecnológicas impuestas por Estados Unidos también podrían representar un riesgo significativo, especialmente si limitan el acceso de COMAC a componentes esenciales como sistemas electrónicos avanzados o chips de última generación.
En última instancia, el crecimiento de la aviación comercial en China está remodelando el panorama global de la industria aeronáutica. Si bien el país se enfrenta a desafíos significativos, su capacidad para superar barreras regulatorias, capacitar a suficientes pilotos y garantizar la competitividad de su industria será determinante para su éxito a largo plazo.
Para los actores internacionales, incluidos fabricantes, aerolíneas y aseguradoras, este cambio representa una oportunidad para establecer nuevas colaboraciones estratégicas y gestionar los riesgos emergentes de manera efectiva. A medida que China consolida su posición como líder en el sector, la industria global deberá adaptarse a un nuevo equilibrio de poder que promete redefinir las reglas del juego en las próximas décadas.