Transitando un valle sombrío: los mayores riesgos a los que nos enfrentamos ante la incertidumbre global

A medida que avanzamos hacia una era marcada por incertidumbres sin precedentes, el Informe de Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial nos proporciona una perspectiva crítica y detallada de los riesgos emergentes a los que se enfrenta este mundo que nos ha tocado vivir. El informe, que ya va por su vigésima edición, ha sido elaborado por el Centro para la Nueva Economía y Sociedad del Foro, en colaboración con la consultora Marsh McLennan y Zurich Insurance Group. Y aprovecha los conocimientos extraídos de una mega encuesta sobre percepción de riesgos globales, que se basa en las opiniones de más de 900 líderes de empresas, gobiernos, instituciones académicas y sociedad civil, entrevistados entre septiembre y octubre de 2024.

Basado en la evaluación de estos expertos en riesgos, este documento identifica cómo los desafíos geopolíticos, ambientales, sociales y tecnológicos están interconectados y cómo estos impactan de manera significativa la estabilidad global y el progreso. Y la respuesta de la edición de 2025 del informe es particularmente desalentadora. Porque “sombrío” es el adjetivo que mejor describe el estado general de las cosas en sus rangos de predicción de perspectivas actuales, de dos años y de diez años. Los encuestados son mucho menos optimistas sobre las perspectivas para el mundo a largo plazo que a corto plazo: casi dos tercios de los encuestados anticipan un panorama global más turbulento o tormentoso para 2035.

Pero el informe no solo identifica los principales riesgos, sino que también sugiere marcos para su gestión efectiva. Al extraer conocimientos de un amplio grupo de expertos, el informe no solo presenta una instantánea del estado actual del mundo, sino que también proyecta los posibles escenarios futuros, instando a los líderes y a los encargados de tomar decisiones a equilibrar las respuestas a las crisis actuales con las prioridades a largo plazo.

Y como señala la 20ª edición del informe, la aparición o el desplazamiento de nuevos riesgos emergentes no es sorprendente, especialmente en el corto plazo, dado que “parece que vivimos en una de las épocas más divididas desde la Guerra Fría”. «Nos enfrentamos a crisis interconectadas que exigen una acción colectiva y coordinada, desde los conflictos hasta el cambio climático», afirma Mark Elsner, responsable de la Iniciativa de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial. «Es urgente renovar los esfuerzos para reconstruir la confianza y fomentar la cooperación. Las consecuencias de la inacción podrían repercutir en las generaciones venideras».

A continuación, se presentan algunas de las principales conclusiones y los cambios en las narrativas globales que configuran la percepción del riesgo.

Geopolítica y tensiones económicas

El informe señala una tendencia preocupante hacia lo que se ha denominado «recesión geopolítica», donde los conflictos armados locales e internacionales emergen como la principal preocupación a corto plazo. Un 23% de los encuestados considera que este tipo de conflictos es el riesgo más significativo para 2025, con un notable aumento respecto a años anteriores. Las consecuencias desestabilizadoras de la invasión rusa de Ucrania y los conflictos en curso en Oriente Medio probablemente estén aumentando las preocupaciones de los encuestados, afirma el informe.

A medida que estos conflictos armados se posicionan como una de las principales preocupaciones, se destaca la necesidad de estrategias robustas para lidiar con las interdependencias económicas en un clima de creciente rivalidad. De hecho, las tensiones geoeconómicas, incluidos aranceles y sanciones, se clasifican como uno de los diez riesgos principales. 

Estas tensiones reflejan una desestabilización en las relaciones internacionales que, según el informe, podría resultar en una fragmentación del orden global establecido, afectando al comercio internacional y las inversiones. Las organizaciones que logren navegar exitosamente estas aguas turbulentas no solo protegerán sus intereses actuales, sino que también estarán mejor posicionadas para aprovechar las oportunidades que surjan en un contexto global en constante cambio.

Desafíos sociales y la cuestión de la desigualdad

El Informe de Riesgos Globales 2025 también subraya que la desigualdad y la polarización social son dos de los desafíos más persistentes y perniciosos a los que se enfrenta la sociedad, destacando que esta desigualdad, tanto en términos de ingresos como de acceso a recursos, está profundamente arraigada y aumenta la probabilidad de conflictos internos y perturbaciones significativas en las estructuras sociales y políticas.

Desde la perspectiva de un gestor de riesgos, las empresas deben considerar cómo las desigualdades en sus mercados operativos pueden afectar a su cadena de suministro, la moral de los empleados y las relaciones con las comunidades locales. Las compañías que adopten estrategias para mitigar la desigualdad y fomentar la inclusión no solo estarán mejor posicionadas para manejar los riesgos sociales, sino que también pueden beneficiarse de un entorno de trabajo más armonioso y una base de consumidores más amplia y leal que mejoren significativamente la reputación corporativa.

Crisis ambiental: de la preocupación a la urgente realidad 

El Informe de Riesgos Globales 2025 también resalta la crisis ambiental como uno de los desafíos más críticos y urgentes de nuestra época. Con un enfoque en eventos climáticos extremos y la pérdida acelerada de biodiversidad, el informe advierte sobre el aumento de la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. A medida que el planeta se enfrenta olas de calor más severas, huracanes más destructivos y una tasa alarmante de extinción de especies, las implicaciones para la vida humana y los ecosistemas son profundas y potencialmente irreversibles.

Esta crisis ambiental requiere una respuesta que vaya más allá de las medidas convencionales de mitigación. Los gestores de riesgos deben incorporar estrategias de adaptación climática en sus modelos operativos y de planificación para proteger las infraestructuras críticas y asegurar la continuidad del negocio ante desastres naturales. Esto incluye invertir en infraestructura verde, mejorar la eficiencia energética y desarrollar políticas que promuevan la sostenibilidad en todas las operaciones y cadenas de suministro.

Además, el informe subraya la importancia de la colaboración entre sectores y naciones para abordar efectivamente estos desafíos ambientales. Las organizaciones que inviertan en sostenibilidad no solo fortalecerán su resiliencia frente a riesgos ambientales directos, sino que también se posicionarán favorablemente ante consumidores, inversores y reguladores, que valoran cada vez más la responsabilidad ambiental. 

Riesgos tecnológicos y la era de la inteligencia artificial

El informe también pone de manifiesto la creciente preocupación por los riesgos tecnológicos, especialmente aquellos asociados con la inteligencia artificial (IA). Porque, a medida que la IA se integra cada vez más en diferentes sectores de la economía y la sociedad, sus potenciales repercusiones adversas, tales como la creación y difusión de desinformación o la automatización no regulada, se convierten en un foco de atención crítico.

Y es que la rápida evolución de la IA plantea desafíos únicos. Los gestores de riesgos deben evaluar cómo la implementación de tecnologías avanzadas podría exacerbar los riesgos existentes o crear otros nuevos, particularmente en áreas como la privacidad de datos, la seguridad cibernética y la ética en IA. Es esencial implementar marcos de trabajo robustos que no solo aborden la regulación y el control de estos sistemas tecnológicos, sino que también promuevan prácticas de desarrollo y uso de IA que sean éticas y transparentes.

Además, el informe sugiere que la colaboración entre industrias, académicos y reguladores es crucial para desarrollar estándares y políticas que puedan guiar el desarrollo responsable de la IA. Las organizaciones que tomen la delantera en establecer y seguir directrices éticas no solo pueden mitigar los riesgos asociados, sino que también pueden ganar una ventaja competitiva en un mercado cada vez más consciente de la importancia de la responsabilidad tecnológica.

Una llamada a la acción colaborativa

En un momento en que las divisiones se profundizan y la fragmentación reconfigura los panoramas geopolíticos y económicos, la necesidad de una cooperación global eficaz nunca ha sido más urgente. Sin embargo, el multilateralismo enfrenta una gran presión, ya que el 64% de los expertos prevé un orden global fragmentado, marcado por la competencia entre potencias medianas y grandes.

Sin embargo, replegarse sobre sí mismo no es una solución viable. La década que se avecina presenta un momento crucial para que los líderes afronten riesgos complejos e interconectados y aborden las limitaciones de las estructuras de gobernanza existentes. Para evitar una espiral descendente de inestabilidad, y, en cambio, reconstruir la confianza y garantizar un futuro sostenible e inclusivo para todos, las naciones deben priorizar el diálogo, fortalecer los vínculos internacionales y fomentar las condiciones para una colaboración renovada.

Y los gestores de riesgos y las aseguradoras juegan un papel crucial en la formulación de estas respuestas estratégicas que no solo protejan los intereses financieros, sino que también promuevan la resiliencia social y económica a largo plazo. Porque la adaptabilidad y la cooperación serán clave para navegar este panorama sombrío de riesgos en constante evolución que definirá nuestro mundo en los próximos años.

Puedes leer el informe completo, aquí